martes, 6 de abril de 2010

Pavadeces


Hola! Después de un tiempo bastante prolongado en el que estuve ausente con mis pavadeces hoy retomo las mismas. Escribí otras cosas, microrrelatos, narraciones, aventuras de viajes, fragatas en Mar del Plata, etc. Pero nada se compara con el entusiasmo y buen humor que se necesita para poder escribir estas ideas medio raras que se me ocurren. Aclaro para los que no leyeron las anteriores, que no son cosas o palabras que no sepa, sino que les busco otro sentido a las mismas para lograr, aunque sea, una sonrisa de los demás. Y en estos tiempos ya es mucho.
Comenzaré por donde no se debe. Por el final.
Ayer se me ocurrió enviarle un mail a un señor que sabe mucho de Lengua. Le planteé un par de dudas y como corresponde, me contestó de inmediato. Este profesor es asesor permanente de la Real Academia Española en Argentina. ¡A la pucha! Cuando recibí su mail me sentí como si estuviera "hablando" con el dueño o el autor de la colección Sopena, Larousse y tantos otros diccionarios que he visto en mi vida.
En principio no sabía cómo tenía que ser el mail que le enviaba; no le podía poner "querido profesor" porque aún no tenemos tanta confianza; tampoco daba "estimado señor" pues resultaba muy protocolar. No tenía con quién consultar en ese momento así que me dije: que sea lo que Dios quiera.
Como nunca, tuve que cuidar la sintaxis, ortografía, redacción, vocabulario, tiempos verbales, etc., porque lo iba a leer un tipo que de ésto sabe un montón y no quería que empezara corrigiéndome algo. Pero se ve que le gustó porque me dijo que mis consultas no lo molestaban (tengo como un permiso explícito para hacer otras, por lo que deduje) y me agradeció la confianza hacia su persona.
Le conté que esporádicamente escribía en el blog y supongo que alguna vez lo leerá, cuando tenga tiempo.
Todavía falta para decir que somos "como los chanchos". Y a propósito... ¿por qué se alude a los porcinos en este dicho? Se podría decir también si es por lo unidos, "como las palomas", "como las cotorras", "como la tropilla"; ¿o será que se dice así por lo sucios?. En ese caso sería cochinos, que morfológicamente significa junto a los chinos: co- chinos. Y éstos sí que están unidos, no?
En el gym, mientras tratamos de levantar "algunas" cosas, de "achatar" otras y de transpirar la gota gorda (a esta le falta hacer muchos aeróbicos), tenemos algunas charlas culturales con mis amigas. La última fue saber si el pulpo tenía señora (compañera, concubina, pareja, novia, amigovia). No da para denominarla "pulpa", suena a corte de carne o a pulpa de tomates.
Tampoco sabíamos si existía una susodicha o no. Así que nos propusimos averiguar.
Cual no sería mi sorpresa cuando leo en internet, en una página de Chile (allá se comercializa mucho), que los pulpos tienen una "vida promiscua". Parece que la señora, que aún no sé cómo se llama pero debe ser pulpo hembra, es fecundada por muchos pulpos que van dejando su ADN en los huevos que ella después deposita en unas rocas bajo el agua. Claro, después que estuvo de parranda, para mitigar su "culpa" se queda a cuidar los huevos; y está así, sin comer, hasta que nacen los hijitos.
Estos pueden tener hasta siete padres diferentes. Es como un parto múltiple con hijos de distintos padres. Con razón hay tantos maremotos y tsunamis últimamente. Se deben pelear entre los padres para reconocer a sus crías. Y brazos no les faltan...
Con respecto a las cabras, ahí también hay algunos problemas familiares. El esposo de la cabra es el chivo; ahora, los hijos ¿de quién son? Porque hay cabritos y hay chivitos. ¿o son hijos de otros matrimonios caprinos anteriores y forman lo que se llaman familias disfuncionales?.
Muy complejo todo.
Hasta la próxima.
Norma

1 comentario:

Graciela dijo...

Hola, me encantaron las pavadeces, todo muy divertido, felicitaciones Norma. hasta la próxima.