En estos 200 años que han transcurrido desde el 25 de mayo de 1810 la escuela pública ha tenido una "influencia decisiva en la formación de varias generaciones de argentinos; y en el mejoramiento del nivel cultural del país...”
No es posible entender la Argentina sin hablar de lo que significó la sanción de la Ley 1420, piedra basal del sistema educativo argentino y promotora de su notable crecimiento y desarrollo.
Su tratamiento y aprobación dio lugar a uno de los debates más intensos, y de largo alcance en el Congreso Nacional e interesantes polémicas a través de la prensa. ( a diferencia de lo que sucede en la actualidad, en ese momento, a nadie se le ocurría criticar por los largos debates en el Congreso, dado que es el lugar deliberativo por excelencia) Las diferencias surgieron con la Iglesia Católica, el clero local y problemas con la Santa Sede a través del nuncio papal, dado el carácter laico de la ley.
Pero lo que hay que entender es que la Ley 1420 fue "pensada para un momento histórico en que se deseaba alfabetizar y unificar a la población en cuanto a una historia y a una geografía común". Mucho se la ha criticado, pero hay que juzgarla en su contexto histórico. Se la acusó por ser una ley conservadora, sin embargo gracias a su plan de alfabetización y la ampliación de sus beneficios a todas las clases sociales, permitió no sólo la inclusión de los inmigrantes en el tejido social de la Nación sino que con el transcurso de los años y con la sanción de la Ley Sáenz Peña (1912), los hijos de esos inmigrantes pudieron llegar al poder. Con la asunción de Irigoyen, la integración proyectada al sancionar la ley, se había concretado.
¿Imaginaron los ideólogos de la Ley que finalmente sería la que acabaría con el régimen conservador de ese tiempo?. Por lo menos Sarmiento, con su visión genial, ya lo había anticipado: "La educación pública no debe tener otro fin que aumentar, cada vez más, el número de individuos que la posean" o cuando proyectaba "una escuela popular, democrática, gratuita, laica, con rentas propias y autónomas, programas científicos y racionales de acuerdo a los intereses de la Nación, y de su pueblo…". Además desde Mayo de 1810 se vislumbraba en los discursos, la intención de formar al ciudadano de la nación, en el conocimiento de sus derechos y obligaciones y en su participación política (Esteban Echeverría).
La ley aprobada estableció la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual. La obligatoriedad suponía la existencia de la escuela pública al alcance de todos los niños. Allí tendrían acceso a un conjunto mínimo de conocimientos, (también estipulados por ley) para lograr el desarrollo intelectual y la formación física y moral de los alumnos .
Los padres tenían la obligación de mandar sus hijos a la Escuela y justificar las inasistencias. Por dos días de faltas reiteradas y consecutivas, y en caso de no tener justificativo, se establecía una sanción(multa). Por último, el Estado era responsable de la formación de maestros, el financiamiento de las escuelas públicas y el control de la educación –privada o pública- pero los padres de familia (elegidos por el Consejo Nacional de Educación), tenían la facultad de inspeccionar la calidad, higiene y cumplimiento de las leyes en las escuelas.
Diez años después de la vigencia de la Ley 1420, el analfabetismo se había reducido en más de un 50% y el país iniciaba una trayectoria ascendente en el concierto de las naciones del mundo.
Como sucede con frecuencia, mientras personalidades argentinas son reconocidas más allá de las fronteras por su brillante trayectoria, aquí se las cuestiona. Un ejemplo: en la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas se lo homenajeó a Domingo Faustino Sarmiento como educador, y se estableció que el 11 de septiembre, fecha de su muerte, se celebrara el Día del Maestro, en todos los países americanos.
La resolución decía: " Considerando: que es actividad fundamental de la Escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción debidas al maestro de la escuela primaria, que su abnegación y sacrificio guía los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos; que ninguna fecha ha de ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento".
No es posible entender la Argentina sin hablar de lo que significó la sanción de la Ley 1420, piedra basal del sistema educativo argentino y promotora de su notable crecimiento y desarrollo.
Su tratamiento y aprobación dio lugar a uno de los debates más intensos, y de largo alcance en el Congreso Nacional e interesantes polémicas a través de la prensa. ( a diferencia de lo que sucede en la actualidad, en ese momento, a nadie se le ocurría criticar por los largos debates en el Congreso, dado que es el lugar deliberativo por excelencia) Las diferencias surgieron con la Iglesia Católica, el clero local y problemas con la Santa Sede a través del nuncio papal, dado el carácter laico de la ley.
Pero lo que hay que entender es que la Ley 1420 fue "pensada para un momento histórico en que se deseaba alfabetizar y unificar a la población en cuanto a una historia y a una geografía común". Mucho se la ha criticado, pero hay que juzgarla en su contexto histórico. Se la acusó por ser una ley conservadora, sin embargo gracias a su plan de alfabetización y la ampliación de sus beneficios a todas las clases sociales, permitió no sólo la inclusión de los inmigrantes en el tejido social de la Nación sino que con el transcurso de los años y con la sanción de la Ley Sáenz Peña (1912), los hijos de esos inmigrantes pudieron llegar al poder. Con la asunción de Irigoyen, la integración proyectada al sancionar la ley, se había concretado.
¿Imaginaron los ideólogos de la Ley que finalmente sería la que acabaría con el régimen conservador de ese tiempo?. Por lo menos Sarmiento, con su visión genial, ya lo había anticipado: "La educación pública no debe tener otro fin que aumentar, cada vez más, el número de individuos que la posean" o cuando proyectaba "una escuela popular, democrática, gratuita, laica, con rentas propias y autónomas, programas científicos y racionales de acuerdo a los intereses de la Nación, y de su pueblo…". Además desde Mayo de 1810 se vislumbraba en los discursos, la intención de formar al ciudadano de la nación, en el conocimiento de sus derechos y obligaciones y en su participación política (Esteban Echeverría).
La ley aprobada estableció la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual. La obligatoriedad suponía la existencia de la escuela pública al alcance de todos los niños. Allí tendrían acceso a un conjunto mínimo de conocimientos, (también estipulados por ley) para lograr el desarrollo intelectual y la formación física y moral de los alumnos .
Los padres tenían la obligación de mandar sus hijos a la Escuela y justificar las inasistencias. Por dos días de faltas reiteradas y consecutivas, y en caso de no tener justificativo, se establecía una sanción(multa). Por último, el Estado era responsable de la formación de maestros, el financiamiento de las escuelas públicas y el control de la educación –privada o pública- pero los padres de familia (elegidos por el Consejo Nacional de Educación), tenían la facultad de inspeccionar la calidad, higiene y cumplimiento de las leyes en las escuelas.
Diez años después de la vigencia de la Ley 1420, el analfabetismo se había reducido en más de un 50% y el país iniciaba una trayectoria ascendente en el concierto de las naciones del mundo.
Como sucede con frecuencia, mientras personalidades argentinas son reconocidas más allá de las fronteras por su brillante trayectoria, aquí se las cuestiona. Un ejemplo: en la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas se lo homenajeó a Domingo Faustino Sarmiento como educador, y se estableció que el 11 de septiembre, fecha de su muerte, se celebrara el Día del Maestro, en todos los países americanos.
La resolución decía: " Considerando: que es actividad fundamental de la Escuela la educación de los sentimientos, por cuyo motivo no debe olvidarse que entre ellos figura en primer plano la gratitud y devoción debidas al maestro de la escuela primaria, que su abnegación y sacrificio guía los primeros pasos de nuestras generaciones y orienta el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos; que ninguna fecha ha de ser más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día que pasó a la inmortalidad, el prócer argentino Domingo Faustino Sarmiento".
Lamentablemente en el país, se juzga a la gente por lo que dice, más que por lo que hace. Por eso hay funcionarios que sin ponerse colorados se comparan con el ¨Maestro de América¨, sin darse cuenta que el valor de la trayectoria de Sarmiento está en su obra, no en sus palabras. Se puede hablar todo el día y autoelogiarse o atribuirle a los demás los defectos propios, pero el valor de la educación no está en los objetos materiales que se compran en cualquier mercado, sino en los cambios profundos que el sistema necesita para disminuir el analfabetismo. Sarmiento no tenía filtro, lo que pensaba lo decía y dijo muchas barbaridades, pero dejó en pie un sistema educativo que permitió la movilidad de las clases sociales.
Porque en definitiva de eso se trata la educación, permitirle a los individuos que se encuentran en estado de marginalidad, integrarse al tejido social de la Nación. Y capacitar a todos, de acuerdo a sus potencialidades, para que puedan aspirar a ser los próximos dirigentes, en cualquier nivel.
Algunos dirán que es un sueño imposible. Y es difícil... por eso Sarmiento es un grande de América. Además no hay que olvidar que cuando llega el momento -cuando la masa está a punto, dicho en términos domésticos- surgen los dirigentes para llevar adelante el cambio. Sólo falta que la ciudadanía entienda que el problema del país es la educación, no la economía.
Gladis Fittipaldi
Porque en definitiva de eso se trata la educación, permitirle a los individuos que se encuentran en estado de marginalidad, integrarse al tejido social de la Nación. Y capacitar a todos, de acuerdo a sus potencialidades, para que puedan aspirar a ser los próximos dirigentes, en cualquier nivel.
Algunos dirán que es un sueño imposible. Y es difícil... por eso Sarmiento es un grande de América. Además no hay que olvidar que cuando llega el momento -cuando la masa está a punto, dicho en términos domésticos- surgen los dirigentes para llevar adelante el cambio. Sólo falta que la ciudadanía entienda que el problema del país es la educación, no la economía.
Gladis Fittipaldi
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