Epoca colonial

Enviado por un lector

Para fabricar manteca (1810)

La manteca no es común en Buenos Aires y sus habitantes se limitan a utilizar en su lugar, para la cocina, la gordura de la carne derretida. La única manteca que se puede hallar en la ciudad es fabricada por residentes ingleses, los cuales comercian el excedente de su consumo familiar. Un viajero, de paso por Buenos Aires, relata: "no era raro encontrar, en la leche que vendían los lecheritos, pequeñas partículas de manteca, producida por las agitaciones del galope de los caballos que la transportaban. Algunos campesinos fabricaban manteca atando vejigas llenas de nata a la cola de sus caballos, mientras realizaban un viaje..."

Casi podría decirse que los lecheros nacen a caballo, tal es la temprana edad en que comienzan a trabajar en este oficio. La mayor parte son niños de menos de diez años, "tan chicos -comenta un cronista- que para montar en sus caballos tenían que utilizar un largo estribo con ese solo fin. Montaban acomodándose entre los tarros de leche y en esa incómoda postura galopaban furiosamente. Cuando se encontraban en las afueras de la ciudad, solían disputar carreras entre ellos; y luego, al regreso, después de haber vendido toda la leche, se los veía comúnmente jugando en grupos a la taba o a las monedas. No obstante la abundancia de ganado y buenos forrajes, era casi imposible conseguir leche pura en Buenos Aires, y no era nada extraordinario ver a los lecheritos rellenando sus tarros en el río, una vez que habían vendido parte de su contenido."

Crónica Histórica Argentina