viernes, 16 de abril de 2010

Rumbo al Bicentenario


El Tambor de Tacuarí:
¿Leyenda o Historia?
Las estrofas tan divulgadas que el poeta Rafael Obligado dedicara al Tambor de Tacuarí constituyen quizá el mejor testimonio del hálito de leyenda que rodea a aquel muchachito de doce años, convertido hoy en símbolo del heroísmo infantil y señalado como tal en el calendario de nuestras escuelas, para su recordación, el 9 de marzo, es decir, la fecha conmemorativa de la batalla de Tacuarí.
Unas escuetas líneas de Mitre, en su Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina dieron nacimiento al mito. Así, el Tambor de Tacuarí se abrió paso en la maraña de los orígenes históricos sin partida de nacimiento.
Bate el parche un pequeñuelo
que da saltos de arlequín,
que se ríe a carcajadas
si revienta algún fusil
porque es niño como todos
el Tambor de Tacuarí.
Obligado se refiere al niño que hizo de lazarillo del comandante Celestino Vidal, uno de los jefes de la columna de ataque en Tacuarí, quien se hallaba prácticamente privado de la visión. Vidal, que recuperó la vista meses después, marchó al frente de la columna, pero el lazarillo que lo acompañaba se convirtió, a impulso del entusiasmo que agitaba a las tropas en esos momentos, en heraldo de la avanzada, batiendo el parche de su tambor.
No se sabe qué ocurrió luego con el tamborcillo. Ni siquiera si murió en la acción, aunque si hubiese ocurrido ésto tendría que haber figurado en los partes. Los historiadores contemporáneos prefieren omitir el hecho al ocuparse de la batalla de Tacuarí, por la falta de pruebas documentales. Pero la leyenda prendió con facilidad, y poetas y artistas se inspiraron en aquel jovencito para perpetuarlo en poemas, esculturas, cuadros, y hasta en una película cinematográfica argentina, estrenada en 1948.
Crónica Histórica Argentina

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