miércoles, 31 de marzo de 2010

Rumbo al bicentenario


ANÉCDOTA ESCOLAR
Recuerdo que fue un día 8 de julio, yo iba a cuarto grado de la Escuela Nº1, al día siguiente debía recitar una poesía en el palco de la plaza Adolfo Alsina.
Mamá me dijo:-Andá a lo de Abascal y comprate un par de zapatos nuevos y de color blanco-
Salí en mi bicicleta verde con el dinero apretado en un puño, contenta, como dice el refrán, como chico con zapatos nuevos, a buscar mi calzado para la fiesta de la independencia.
Elegí un par que tenía un pequeño moño como detalle, similar a los que ahora usan mis nietas.
Recuerdo que uno de los hermanos McCargo, apurado, me hizo probar el del pie derecho, porque según él, si me andaba el derecho, el izquierdo también me iría de medida.
Guardé la caja en el ropero.
Al día siguiente, me puse el guardapolvo almidonado con almidón collman, me puse además zoquetes blancos como la nieve, y mientras mamá me hacía el moño, me calcé un zapato, el derecho.
Pero...oh sorpresa!!
El zapato izquierdo, no era izquierdo!!
El vendedor, en su apuro por despacharme, me vendió los dos zapatos del mismo pie!
Llorando a mares, a pocos minutos de la hora del acto, mamá rescató los zapatos usados, les pasó renovador Carlitos, los dejó más o menos presentables y me dijo:-¡andá tranquila, que la gente no va a mirar tus zapatos, te va a escuchar decir esa hermosa poesía para la patria!- Y me dio un beso, mientras decía:-te voy a mirar desde el zaguán-
Así lo hice, del nombre del poema no me acuerdo.
Del beso de mi madre y de los zapatos es algo que jamás pude quitar de la memoria.
BEBA LAPASTA

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